viernes, diciembre 03, 2010

Hace tiempo

Hace tiempo tuve una casa,
tuve un hogar.
Hace tiempo tuve amistades.
Inenarrable compañía.
Hace tiempo tuve familia,
un refugio, una caricia,
un plato de sopa.
Hace tiempo tuve un amor...
Hace ya mucho tiempo
de todo aquello.

martes, noviembre 30, 2010

Rebelde

En un vuelo a Barcelona
he leído yo una revista
masculina.
Se anunciaban
marcas
de ropa
y cosas
de moda,
relojes, éxito,
tecnologías.
Casi todas
marcas
para mí
desconocidas.
No me ha vencido la congoja.
Me ha nacido una sonrisa.
Me la sudan
las tendencias
y las cosas
aburridas
de los hombres
de las revistas,
y sus constrictores
horarios de oficina.
Soy un rebelde.
He perdido
las formas,
la sumisión,
las jerarquías.
No tengo casa,
No tengo moto,
Ni hipoteca ni botín.
Eso sí
No soy Siddharta
No soy Jim Morrison
Ni soy Steve McQueen.

jueves, noviembre 18, 2010

Hombre de Hoy

Hombre de Hoy,
Yo, como Tú soy.
Comparto tus hambres
Hombre de Hoy,
tu aire, tu cielo, tu suelo
son los míos, Hermano.

Tú y Yo sudamos
en vagones hacinados
donde a penas nos miramos.

Tú y Yo pensamos
en paraísos malgastados,
en las dichas del pasado.

Tú y Yo soñamos
con un mundo mejorado
con un futuro optimizado.

Pero poco hacemos
Hombre de Hoy.
Hemos de reconocerlo.

Poco hacemos
los otros por los unos,
los unos por los otros.
Preferimos tocarnos
los cojones,
no tenemos linaje de Escipiones.

Pero de noche
Hombre de Hoy...
¡Ay, de noche! Amigo.
Tú y Yo tenemos claro
que de la Vida
la Noche es la mitad mejor.

De noche nos liberamos,
nos deseamos, buscamos
y bienhallamos.

De noche a nuestros vástagos
con pasión mayor
engendramos.

De noche los poetas
nuestros más bellos versos
alumbramos.

De noche a los difuntos
y sus difusas presencias
invocamos.

Noctívagos somos
mi Hermano,
y no negaré más
el hecho cierto, 
Hombre de Hoy.
Yo, como Tú soy.

jueves, octubre 21, 2010

The Time is always Now

Marcelo solía decir que lo que no hayas hecho antes de los treinta no lo harás ya nunca. Cada vez que escuchaba aquel parlamento, imaginaba que el Flaco había esbozado a lo largo de su trayectoria alguna suerte de santuario mental en el que la unidad temporal que constituían las tres primeras décadas de una vida representaba el límite más allá del cual resultaba bastante chungo sumar atributos y capacidades a la amalgama que los loqueros, con despreciable apetito comercial, gustan llamar personalidad. Si he de ser sincero la tesis no me convence (he leído últimamente a cerca del Transhumanismo), más no negaré que experimenté una curiosa sensación de vértigo cuando mi amigo vituperaba a nuestro Apoderado con semejante diatriba cuando, asumiendo esa posición de hermano mayor que nunca tuvo en su casa, le emplazaba a abandonar esa inclinación de Antón a masturbarse mentalmente sin parecer entender que en la práctica, para que la erección termine, hay que ensuciarse las manos. El creador siempre se ensucia, hasta las trancas.

Así era Marcelo. Nuestro referente sin haber querido serlo. Suelo recordarle que fue la primera persona con la que contacté cuando me mudé a Madrid, aunque he de admitir que se lo reconozco, por encima de todo, a modo de título personal. También por indicación de mi médico, pues sigo a rajatabla las prescripciones del Doctor Chinaski.

Marcelo celebró el día dieciocho sus treinta años en un bar de Lavapiés, La Mancha en Madrid, y sin ánimo de menoscabar el fervor castellanomanchego del antro, La Mancha se me antojaba el símil más acertado para realizar un diagnóstico psicológico de algunas de las pobres almas que ayer acudimos a celebrar a nuestro amigo. Marce cumplía treinta y allá estaban la Flores y la Puertas y Aitana y Tere, qué cuatro macizas, la mitad de los imbéciles de esta ciudad no jugará en la vida con mujeres de esta liga. Vino Xime, la hermana del cumplidor, a la que hacía tiempo no veía. Estaba cansada, pero no hubiese faltado ni bajo llamamiento del cuerpo diplomático. No faltó el Punti, el percusionista con más talento de su generación, ni su séquito, con May a la cabeza. Ni faltaron las pirbull, Raqui y Mercedes, el futuro del flamenco en este país. Se me agolparon demasiados momentos, difícilmente admisibles para mi corazón en horas bajas. Aquello era un evento de gente con clase, de esa que escucha cuando le hablas y que no te regatea una sonrisa. Vinieron Alma y Julio y me alegraba de verlos. Ellos eran quienes más veces compartían el sagrado momento del desayuno con el Flaco. Las niñas de Humanidades y los Amigos de las Bicis y su uno por venir. Lucas y Sare, nuestro fichaje estrella serbio, algo de talento para el Club de Baloncesto Lavapiés (aunque el señor Sartori tenga sus dudas). Y cómo no, Ro y Currito, Fran, Alina y un servidor. Algunos de los más manchados de todos. Me sorprendió la aparición de Evita Caviar y su maromo, y yo me cuestionaba aterrado si seré capaz de estar a la altura de una exrelación adulta.

Miré al Flaco. Disfrutaba. No había duda de que era inteligente del modo más social. Un hidalgo moderno de singular figura. Me preocupaba saber, si en este señalado día, pudiera sentirse abatido en modo alguno por aquel tajante axioma cronológico. Sin embargo, algo me decía que Marcelo no echaba en falta ningún tipo de concreción profesional o creativa el día que el calendario le dijo que hacía treinta años que sus pamperos padres le regalaron el mundo. Marcelo, igual que otros que estábamos allí, igual que tantos que allí no estaban, tenía diferentes anhelos. Anhelos relacionados con la más ineludible mancha que tiñe con imborrable cromatismo la personalidad de todo ser humano. No hay genio o mediocre inmaculado. Así Alina Lakitsch, cuya vigorosa intelectualidad se tambaleaba con cadencia de metrónomo desde que se aficionó a jugar a los videojuegos. Semejante talento. Tanta personalidad ora espoleada ora devastada por la experiencia amorosa. Si algo necesita este anodino país para salir del hoyo es un plan nacional contra el desengaño. Hay tantas mujeres y hombres que se pierden y perderán por culpa del amor. Tenemos que hacer algo. Encerrar a este perro del infierno.

Marcelo no podía decir con sus treinta recién estrenados que nunca se hubiese enamorado. Yo tampoco. Quién, maldito fuera. Allí todos éramos, a nuestra manera, amadores desdichados. Eso sí, a costa del propio caudal. Déjanos en paz Amor tirano; qué malestar. He leído por ahí que el amor se trata de puro instinto de supervivencia. De mala vivencia diría yo. La gente se enamora, cualquier día, a cualquier edad, y ya esa sensación no los deja tranquilos, bien por su ausencia, bien por su presencia, el resto de sus vidas. Será verdad. Será que esta droga más potente que el opio nos ayuda a tirar hacia delante al tiempo que es potencialmente capaz de provocarnos un cuelgue tal, que lleguemos a perder el rumbo de nuestra propia existencia.

En La Mancha fuimos quedando pocos. Una mujer entró pidiendo limosna, y no me dio ni las gracias cuando, feliz como me encontraba después de la cita con mi terapeuta entre risas y bloody maries, se me ocurrió regalarle unos céntimos. Me negué a sentirme mal porque ella no comulgara con el buen rollo que había en la atmósfera de aquel bar. Aún nos quedan pretemporadas, Gordo, me decía el Flaco. Al final quedamos los de siempre y pedimos unas últimas cervezas. Al salir del bar, sentimos el aliento del otoño que nos invitaba a retirarnos al calor del hogar. Despedimos a Ro, no sin antes maquinar un plan perfecto para el fin de semana que incluía a algunas de las amigas con las que habíamos estado. Nos abrazamos y puedo decir que me pareció ver bien a Marcelo a sus treinta octubres. Él era un gran tipo. Qué más podía pedirle a la vida. Curro, Fran y yo marchamos a casa en taxi, porque tras un guateque de postín, gusta que a uno lo lleven hasta su puerta. Vi alejarse a Marcelo por las callejas del Barrio, con la elegancia de la Pantera Rosa, gozando de su territorio. Me costó creer que en el taxi, aquella preciosa noche de otoño, pudiera estar cantando Sinatra.

miércoles, octubre 20, 2010

Café cortado

A las 14:48 del 20 del 10 del 2010,
en plena digestión,
una urraca vocinglera y obesa
me ha hecho regurgitar la milanesa
del almuerzo al aparecerse,
negruzca, en la ventana.
(Maldita urraca hija de puta)
No he llegado al baño.
Ha aparecido el jefe y no ha quedado
otra que rumiar el rico filete.
El jefe ha invitado a un café
para contarme su viaje a Nueva York.
He aguantado la cháchara,
asintiendo estoicamente,
sintiendo como los trozos de filete
se deshacían en el café laxante.
Ahí estaba él.
Feliz con su dinero, su hijo, su viaje,
su elegancia, su amante y su mujer.
Ahí estaba yo.
Triste y sin un duro,
sin hijos, ni viajes, ni amores, ni amantes,
sin una idea en la que creer.
Al rato el jefe se ha marchado
y he podido ir a devolver.
Con la cabeza metida en la taza del váter
Dios me ha iluminado:
¡Eh, FRACASADO!
Límpiate bien la boca
y purifica tu espíritu con amoniaco.
Tienes tiempo para reintentarlo,
aún no ha llegado tu hora,
pero reza; reza y deja
ese asqueroso café.

martes, octubre 12, 2010

The Humbling

"No hay nada que tenga una buena razón para ocurrir -le dijo al doctor aquel mismo día-. Pierdes, ganas...todo es caprichoso. La omnipotencia del capricho. La probabilidad del cambio total. Sí, el impredecible cambio total y el poder que tiene."

Philip Roth

miércoles, septiembre 15, 2010

Gazpacho soup

Hoy has vuelto
a preparar gazpacho.
He sacado los tomates
rojos,
el verde pimiento
y el también verde pepino.
Los he lavado,
pelado,
posado en la encimera para ti.
Me has distraído.
En el sofá leías una carta.
Era de Jean, tu amiga.
Me gusta verte
sonreír de esa manera.
Me has dejado leer su poema
y no he entendido
un pimiento.
(debo practicar mi inglés)
Parece ser que también
llega el otoño a Nueva York.
Has terminado
el gazpacho
y hemos cenado.
A día de hoy
no me he enterado
cómo
se hace el gazpacho
de Harlem.
(y digo amén)

martes, septiembre 14, 2010

POEMA concupis20

Puedo escribir los versos más cerdos esta noche.

Escribir, por ejemplo: “que mi polla está baldada
y me palpita el glande por encima del pellejo”.

La salazón de tu coño gira en el cielo y canta.

Podría escribir guarradas de ese palo.
Yo la lamo, y a veces ella me lame.

En las noches como ésta en que era tuyo mi badajo.
La follé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella arriba, a veces arriba yo también.
Cómo no haber mamado de sus pezones ricos.

Puedo escribir los versos más cerdos esta noche.
Curtirme bien el miembro en cien chatrooms filipinos.

Hendir tu coño inmenso, más inmenso que el otoño.
El poema de mil guarras que no se vinieron conmigo.

Qué importa que dos veces no pudiera engañarla.
Mejor un mal polvo que mil pajas, opino.

Eso no es todo. Aún tengo ganas de guasa. Aún tengo.
Mi rabo nunca descansa hasta quedarse escocido.

Acércatela a la cara y ponme cara de puta.
Yo sé que eso te gusta, y a mi tus tobillos finos.

Voy a eyacular hasta blanquear los mismos árboles.
Folladas como las de entonces, se recuerdan mejor con vino.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Me gustaban las fulanas con clase y amantes del fetichismo.

Y ahora andarás con otros, como antes con el que escribe.
Obsesionada con los rabos grandes y con ese pedazo mojino.  

Ya no la quiero, es cierto, pero sí a sus agujeros.
Es tan corto un orgasmo, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta en que era tuyo mi badajo,
me anestesio el alma a pajas hasta quedarme dormido.

Que me perdonen los míos y que lo haga Neruda,
y que éstos no sean los últimos versos que yo escribo.

lunes, septiembre 13, 2010

Estiércol

Me siento estúpido
cuando empiezo un poema.
Vencido por el folio
de antemano, por esta cabeza
con vocación de estercolera.

Esto en sí es bastante duro;
como una atrofia senil prematura,
como un abisal estupor
que los sesos me inunda,
sesos pútridos, comidos de basura.

Por no mencionar las constricciones:
Pues nunca me vino primero pura.
La métrica. El estilo. - ¡Los cojones! -.
Poetizo mi existencia fecunda
más allá de la nada o de la usura.

Mas sé de versos y de tropos,
de Eros, de Tánatos y de penas,
y sé que en cien otoños
de mí no habrá más huella
que todo lo escrito, que toda esta mierda.

lunes, septiembre 06, 2010

La verdadera vida de Sebastian Knight

Por razones ya mencionadas no intentaré describir la niñez de Sebastian con la metódica continuidad que habría observado de haber sido Sebastian un personaje ficticio. En ese caso, habría informado y divertido al lector narrando el lento desarrollo de mi héroe, de la infancia a la juventud. Pero si lo hubiera hecho con Sebastian, el resultado habría sido una de esas "biographies romancées" que son con mucho la peor clase de literatura inventada hasta ahora. Dejemos cerrada, pues, la puerta, y que apenas se vea un tenue hilo de luz; que se apague la lámpara en el cuarto vecino donde Sebastian ha ido a acostarse; que la hermosa casa olivácea en la ribera del Neva se disuelva poco a poco en la helada noche gris y azulada, mientras los copos de nieve que caen suavemente fluctúan en el halo lunar del alto farol de la calle y espolvorean los poderosos miembros de las dos cariátides barbadas que sostienen, con esfuerzo de Atlante, el mirador de la habitación de mi padre. Mi padre ha muerto, Sebastian está dormido, o al menos inmóvil, en la habitación vecina, y yo estoy en la cama, despierto, con los ojos abiertos en la oscuridad.

martes, agosto 24, 2010

Technical K.O.

Puede parecer poco más que un saco de huesos. Dependiendo de cuánto duerma se maneja entre pluma y súpergallo, pero debe ser cuestión de raza. Las fibras rápidas, pensaba. La encajé bien. Recordé que el que nace boxeador no se traga dos veces seguidas la misma mano. Me fui contra las cuerdas, la cara me ardía, lo disfrutaba, me la merecía. Sabía que ella era más técnica que yo; guante de seda forjado en hierro. Sopesé que no tenía opción alguna de victoria, pese a que yo me fajo bien. Es buen púgil quien acepta la derrota, no hay perjuicio en reconocer el talento. Aquella noche, perder, no me importó.

martes, julio 27, 2010

Beatniks


This generation may make no bombs; it will probably be asked to drop some, and have some dropped on it, however, and this fact is never far from its mind. It is one of the pressures which created it and will play a large part in what will happen to it. There are those who believe that in generations such as this there is always the constant possibility of a great new moral idea, conceived in desparation, coming to life. Others note the self-indulgence, the waste, the apparent social irresponsibility, and disagree.

But its ability to keep its eyes open, and yet avoid cynicism; its ever-increasing conviction that the problem of modern life is essentially a spiritual problem; and that capacity for sudden wisdom which people who live hard and go far possess, are assets and bear watching. And, anyway, the clear, challenging faces are worth it.

'This Is The Beat Generation' by John Clellon Holmes

jueves, julio 22, 2010

Me voy a pie



Debo olvidar el tejado rojo y la ventana con flores. La escalera oscura y la vieja imagen que se escondía en un rincón. Y la cama de madera negra y agujereada y tus sábanas, tan limpias y la llegada suave de un amanecer que nos despierta más viejos. Pero no quiero que lloren tus ojos; dame tu adiós. El camino es cuesta arriba y me voy a pie. Debo decir adiós a la puerta que se cierra y no quisimos cerrar. Debo llenar mi pecho y entonar una canción si el frío, fuera, hace estremecer. Debo ignorar ese perro que ladra atado a un palo seco, y olvidar de golpe tu imagen y este pequeño lugar.

miércoles, julio 21, 2010

Amor primigenio

Bruno se despierta un domingo recibiendo una felación insondable y sincera, carente en apariencia de cualquier ánimo de lucro; termina y entre somnoliento y extasiado se acerca al salón, donde descubre tres cuartas partes del canuto de tila que a penas había chupado poco antes de acostarse la noche anterior; lo enciende y sirve dos vasos largos de zumo de maracuyá, le da duro al canuto y vuelve a dejarlo en el cenicero. Regresa a la grisácea oscuridad del cuarto, con los dos vasos y el rabo aún palpitante, y luego de refrescarse la garganta, la amante decide que ninguno debe estar aún satisfecho. Bruno se siente joven cuando una mujer es capaz de levantársela de semejante manera dos veces seguidas en el intervalo de diez minutos, Bruno se sabe enamorado. Posee a su compañera que se dejaría hacer cualquier cosa, sin paular ni maular, y no piensa, sólo improvisa la cadencia sudorosa de la improbable, pero persistente en el intento, simbiosis de sus dos cuerpos. No son las diez de la mañana y Bruno ya ha eyaculado dos veces, y no le falta nada de nada en las cuatro horas siguientes que se regala de sueño, ya follado, ya fumado, ya hidratado, yacente junto a una mujer escultural capaz de disfrutar más que él mismo cuando llega el momento de sacarle hasta la última gota de vida. Una mujer que te quiere te la pone más dura y gorda de lo que tú sabías era capaz de ponérsete. Esto es el amor.

jueves, julio 01, 2010

lunes, junio 21, 2010

Modernos

En la ciudad, los jóvenes
quieren ser modernos.
Visten cool y se menean
y menean de concierto
en concierto.

Todos fueron o irán
a Nueva York,
viaje indispensable entre los modernos,
donde verán estrellas fantasmas
y comprarán camisetas a dos dólares.
Las más modernas camisetas
están en Nueva York,
y las tiendas que más molan
y los antros más modernos
y el tren que nunca duerme
y las putas más cañonas…
Miento. Ésas están en L.A.
y en el Buddha de Madrid
(curioso nombre para un burdel).

Los modernos no van de putas,
pese a que las putas son respetables;
también lo son los políticos
y los edificios feos.
Todo lo que dura es respetable.

Las putas duran,
al menos mientras dura dura.
Los modernos no son respetables;
dicen leer a Proust, Céline o a Luna Miguel,
y para ellos no existe música
más allá de Radio 3.
Odio a los modernos.
Para mí son todos unos cutres farsantes.
El más moderno vale menos que la zorra
más barata de la Gran Vía, menos
que unas gafas de pasta con cristales
rayados.
Algunos modernos toman rayas, y aplauden
a Nacho Vegas en conciertos lamentables.

Es un poeta, es un poeta…
El muy cabrón no se tiene en pie,
pero es un poeta, es un poeta.
Me gusta Nacho Vegas,
pero no me gustan los modernos.

Me persiguen.
Me los topo todo el tiempo.
En todos los bares,
en todos los metros.
Practicaría una escabechina
con sus cuerpos,
y con la tinta de sus pieles
firmaría el réquiem a la modernidad.
Al fin sería escritor,
pero más aún asesino
de modernos.
Al último sollozante le agarraría las pelotas
y le diría: - ¡Mírame bien, cerdo! –
¡Contigo muere el último moderno!

En la ciudad, los jóvenes
quieren ser modernos.
Visten cool y se menean
y menean de concierto
en concierto.

miércoles, junio 16, 2010

mis camaradas

éste da clases
ése vive con su madre.
y aquél lo mantiene un padre alcohólico de cara enrojecida
con el cerebro de un mosquito.
éste toma speed y lo ha estado manteniendo
la misma mujer durante 14 años.
aquél escribe una novela cada diez días
pero por lo menos se paga el alquiler.
éste va de un sitio en otro
durmiendo en sofás, bebiendo y repitiendo su
cantinela.
ése imprime sus propios libros en una
multicopista.
aquél vive en un vestuario abandonado
de un hotel de Hollywood.
éste otro parece saber cómo conseguir beca tras beca.
su vida es un rellenar solicitudes.
otro es sencillamente rico y vive en los mejores
sitios y llama a las mejores puertas.
aquél desayunó con William Carlos
Williams.
y éste da clases.
y ése da clases.
y éste otro publica libros de texto sobre cómo dar clase
y habla en tono cruel y dominante.

están por todas partes.
todo el mundo es escritor.
y casi todos los escritores son poetas.
poetas poetas poetas    poetas poetas poetas
poetas poetas poetas    poetas poetas poetas

la próxima vez que suene el teléfono
será un poeta.
el próximo que llame a mi puerta
será un poeta.
éste da clases
y ése vive con su madre
y aquél está escribiendo la historia
de Ezra Pound.
ay, hermanos, somos los más enfermos y los
más rastreros de la especie.

El amor es un perro del infierno

martes, mayo 18, 2010

El Ruido Eterno

"...tengo la impresión de que la música, a pesar de todo el rigor lógico-moral con que parece mostrarse, pertenece a un mundo de espíritus por cuya absoluta fiabilidad en cuestiones de razón y dignidad no querría poner yo precisamente mi mano en el fuego. Que, pese a ello, me sienta apegado a ella con todo mi corazón constituye una de esas contradicciones que, ya sean motivo de pesar o de alegría, resultan indisociables de la naturaleza humana".

Doktor Faustus, Thomas Mann

miércoles, mayo 12, 2010

Villa Natacha

Abrazarlos a todos. Tan simple como aquello, como el chiste de Lupita, la de las manos grandes. Abarcar en un solo gesto a cada de uno aquellos seres, sentir contra su pecho el tonelaje de sus cuerpos, con un deseo voraz de que le aplastaran. Así era Manuel ‘el nostálgico’. Cuentan que Manuel, a temprana edad, en el pueblo que le vio nacer, uno de esos ante los que las almas urbanas nos cuestionamos la posibilidad de otra vida mejor en otra parte cuando los vemos alejarse en la autopista, leyó un poema que un extranjero le regaló en un papelillo viejo, junto al pequeño horno de piedra que era el corazón de la panadería de su padre. 

El manuscrito albergaba extraños símbolos que parecían a Manolito las pistas secretas que guiaban a un gran tesoro. Absorbido por su arrojo impúber galopó a ver Don Mateo, el alcalde, el hombre más sabio de todos los nacidos en el mundo, en busca de la sapiencia necesaria para acometer la más importante de las pruebas que la vida le había puesto hasta la fecha, y que él sabía sólo podía encontrar en aquel señor mayor que siempre relataba a los demás habitantes del pueblo sus viajes y aventuras en trescientos países. Don Mateo reconoció fácilmente los caracteres helenos que le entregaba el niño e ilusionado por la labor humanista que suponía el reto, cedió gustoso a una repentina pasión pedagógica y se sintió rejuvenecer. 

Cuando Manolito, con sus doce primaveras en flor, leyó descifrado el mensaje que contenía aquel mapa de letras único, el niño, que era de naturaleza soñadora y más listo que el hambre, sintió que descubría la más preciosa de las piedras en la Vía Láctea. Corrió a casa, con su tesoro y una réplica de éste traducida con afilada caligrafía por Don Mateo sobre un papel blanco donde vivía un perro flaco. 

Manolito decidió que ya nunca abandonaría su pueblo...


Hombre, involuntariamente

malo –por poco es otra tu suerte-.

Si ante una flor, siquiera, supieras

comportarte

correctamente, lo tendrías todo. Pues a partir de pocas

cosas, a veces,

incluso de una sola –así el amor-

conocemos las restantes. En cambio la multitud mira:

En el borde de las cosas se queda

todo lo quiere y lo toma y no le queda nada.

martes, mayo 11, 2010

2

Me llamo Christopher Donovan, aunque mis allegados en este momento gustan de llamarme el Inglés. Mi nombre, empero, es indiferente. Si me llamara Cristóbal Domínguez en nada variaría la historia que me dispongo a contarles. Nací en Cádiz, vástago de una gaditana salerosa y un británico flemático amante de los mares. Digamos que históricamente no me siento liberado de condicionamientos, pero esa, pese a la redundancia, es otra historia. Como les decía soy inglés, o eso parecen identificar en mí quienes me conocen; personalmente tiendo a no considerarme de ningún sitio en concreto. Vivo en Lavapiés, un espacio interesante para detalle de quienes no lo hayan caminado. Llegué aquí por azares similares a los que un día me engendraron, cuya naturaleza está marcada por una inclinación errante de los espíritus que los padecen; nunca he considerado la razón por la que se mueven mis pies más que una inevitable inercia del estar vivo. El caso es que soy un tipo al que le gusta moverse. Llegué a Madrid hace poco más de un año, para dedicar tiempo a una tesis que, hoy por hoy, me resulta infinitamente menos enriquecedora que la agenda de compromisos sociales para un joven simpático que se halla en la difusa barrera de los treinta y que es carne nueva en estos lares. Creo que estamos en este planeta para pasarlo lo mejor posible, y este axioma, rige de manera central mi metafísica personal. Irán dándose cuenta que padezco de una cierta inclinación hacia mí mismo; aguantarme es una tarifa que habrán de pagar si consigo despertar su interés con lo que les cuento.


Convendrán conmigo que hay muchas maneras de divertirse. Por supuesto algunas de ellas son taras asociadas a la neurosis, pero me quiero referir a la diversión en su sentido más lúdico. Verán, yo como culo inquieto que les decía, he hecho muchas cosas de acuerdo a al principio regidor que me mueve, de clara inclinación dionisiaca, más no soy en absoluto un hombre sin criterio. Sé apreciar las cosas buenas en la vida: la buena compañía, la música, la comida, la bebida. Sin embargo, me aventuro a decir que los momentos más divertidos que están enclavados de un modo químico en mi memoria se asocian a una forma geométrica. Ésta no es ninguna novedad en una sociedad en la que tiene absoluta vigencia la geometría, pero sí es relevante de cara a empatizar algo más con los tipos que me dispongo a presentarles. Por si se lo preguntaban y para evitar absurdas suspicacias esa figura es el rectángulo; en concreto uno de noventa por cincuenta y dos pies aproximadamente.

lunes, mayo 10, 2010

Hallelujah



Now I've heard there was a secret chord
That David played, and it pleased the Lord
But you don't really care for music, do you?
It goes like this
The fourth, the fifth
The minor fall, the major lift
The baffled king composing Hallelujah
Hallelujah
Hallelujah
Hallelujah
Hallelujah

Your faith was strong but you needed proof
You saw her bathing on the roof
Her beauty and the moonlight overthrew you
She tied you
To a kitchen chair
She broke your throne, and she cut your hair
And from your lips she drew the Hallelujah

Baby I have been here before
I know this room, I've walked this floor
I used to live alone before I knew you.
I've seen your flag on the marble arch
Love is not a victory march
It's a cold and it's a broken Hallelujah

Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah

There was a time you let me know
What's really going on below
But now you never show it to me, do you?
And remember when I moved in you
The holy dove was moving too
And every breath we drew was Hallelujah

Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah

You say I took the name in vain
I don't even know the name
But if I did, well really, what's it to you?
There's a blaze of light
In every word
It doesn't matter which you heard
The holy or the broken Hallelujah

Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah

I did my best, it wasn't much
I couldn't feel, so I tried to touch
I've told the truth, I didn't come to fool you
And even though
It all went wrong
I'll stand before the Lord of Song
With nothing on my tongue but Hallelujah

Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah, Hallelujah
Hallelujah

miércoles, mayo 05, 2010

Offline

Un día más sin conexión.
Ella está de los nervios,
es una yonki.
Cada cual lo suyo, pienso.
Me he hecho cliente de tres
compañías de teléfono.
Me grita.
Odio este mundo.
Llego a casa.
Apagón analógico,
una pitonisa en el único
canal disponible.
Me voy a cagar y Bukowski
aclama el olor de mi mierda.
-¡Bravo! eso es cagar
el verbo-.
Leo unos poemas
locos,
sonrío,
los gozo.
Suena el teléfono.
Una compañía.
Me jodo.
No hay internet para mí.
Tal vez deba ponerme a escribir
hasta que ella vuelva.
Voy a tener que quitarle el enfado.

jueves, abril 29, 2010

Esta boca es mía

Boca maldita, te comportas como una zorra incontrolable, vil e infame depredadora de corazones…¿Por qué no la lira y no la sangre, órgano sublime y despreciable? Me das tanto como tanto eres capaz de quitarme, portadora del nombre y lo innombrable. Eres tú quien me alimenta, quien levanta los pensamientos, quien cimienta la vida en esta tierra, más hermana eres, maldita, del exabrupto y las diferencias, del insulto, la ignominia, la queja. Boca, tú nos gobiernas. Reímos y hablamos y escupimos y besamos y lamemos y chupamos y mordemos y besamos y amamos y odiamos
Por ti boca.
Sé soberana y bona. Olvídate de tus vehemencias y tus despotismos, de la crueldad malsana con que gustas de expresarte. Extiende a los hombres la faz del entendimiento y que nos amemos todos, los vivos y los muertos. Edúcanos, mi pastora, en el respeto a la vida, la risa y el aire. Engulle a tus jinetes negros, la guerra, la peste, la muerte, el hambre y alza tus cantos, tus versos, tus obras. Pero sobre todo, estúpida zorra, no me hagas discutir con mi novia precisamente el día que cumplo 28 años.

miércoles, abril 28, 2010

Gracias Fer

"He aquí las cosas que me harían feliz. No deseo otras. Quiero un cuarto propio donde poder trabajar. Un cuarto ni particularmente limpio ni ordenado... sino confortable, íntimo y familiar. Con una atmósfera llena de humo y el olor de viejos volúmenes y de incontables olores... Quiero trajes decentes que haya usado por algún tiempo y un par de zapatos viejos. Quiero una ducha en verano y un buen fuego con leños en invierno. Quiero un hogar donde poder ser yo mismo. Quiero algunos buenos amigos que sean tan familiares como la vida misma; amigos con los que no haya necesidad de ser cortés y que me cuenten todas sus dificultades, las matrimoniales y las demás; amigos capaces de citar a Aristóteles y de contar cuentos subidos de color; amigos que sean espiritualmente ricos y que puedan hablar de obscenidades y de filosofía con el mismo candor; amigos que tengan aficiones y opiniones definidas sobre las cosas, que tengan sus creencias y respeten las mías. Quiero una buena cocinera que sepa hacer sopas deliciosas y un viejo sirviente que piense que yo soy un gran hombre, pero no sepa en qué reside mi grandeza. Quiero una buena biblioteca, buenos cigarros y una mujer que me comprenda y me deje libertad para hacer mi trabajo. Quiero libertad para ser yo mismo."

La importancia de vivir, Lin Yutang

martes, abril 20, 2010

No te vayas

No te vayas juventud
como se marchan las canciones
que nos inspiran,
escapándose como estrellas
fugaces
que eyaculan su estela
sobre el firmamento.
Quédate siempre
a mi lado.
Preciosa juventud,
no cesas de sorprenderme;
siempre mostrándome tus
bragas blancas,
nevadas cimas de tus muslos.
Eres tan tierna
que no pienso más
que en morderte
tu culazo.
No soy celoso.
anda con quien quieras
niña mala,
no diré nada
pero por favor, quédate.
Me haces sentir tan bien.
Río desde que amanece,
saludo a todos,
el mundo es interesante
y me empalmo a cada rato.
Cásate conmigo nena.
Te lo comeré todas
las noches que le queden
a la tierra.
Lavaré siempre los platos,
masajearé tus pies…
aunque apesten.
Dime qué más puedo hacer.
Juventud.
Libido tesoro.

lunes, abril 19, 2010

Mi camino

Acepté este camino porque antes
pude comprobar otros por mí mismo.
Miré y vi un mundo plano, vasto,
ultrasensorial.
Se saturaron mis sentidos, 
traicioneros receptores de todo,
y mi oración tornose íntima, 
aislada, sola a solas
con El Solo.
Crucé las galaxias y las eras,
más allá de los límites
de mi conciencia,
abandonando la vanidad
de vanidades,
toda vanidad,
y sentí en mi cuerpo la luz
de las estrellas, el enigma
de la antimateria,
la inexplicable grandiosidad
de la vida,
insignificante, inútil, tan
ególatra.

Sin haber hallado la unidad
de la conciencia,
regresé al hombre
y usé sus letras y sus cantos.
Traté de ver en la luz
y no en los objetos coloreados.
Pensé las ideas,
las de otros,
y resultaron ser mejores que las mías.
Mucho más bellas.
Ellos me acogieron
como a un preclaro,
un héroe agitador
del hipotálamo.
Me respetaron
y algunos me llamaron
amigo.

Sin embargo seguí disperso
y, por algún motivo,
en soledades anidaba,
sobrevolando un día
tras otro
las mismas lejanías.
Decidí reandar mis pasos,
libar de nuevo la novedad
maravillosa inmanente en cada 
uno de ellos.
Desprendido de lo que pensaba
mis sentidos regresaron
de su destierro, 
purificados,
afinados como un Stradivarius.

Me noté preparado
y crucé los océanos
para ver a otros
bajo el signo de una luz ya vista.
Perdí la razón, y no sé como
volvió el encanto...
Se tocaron la noche y el día
y el fuego y el agua,
feneció la discordia
y los locos estuvieron cuerdos.
Volví a ser un niño
y me sentí elegido,
el mejor de los hombres,
el más bueno.
Por esto,
mañana como hoy
llegaré al Sol
y me deslizaré por el Arenal
y las Hileras del tiempo,
por sentir sobre mi rostro
el frescor de tu Flora,
tan frondosa, tan rizada.

Este es mi camino.

martes, enero 26, 2010

A la puta que llevó mis poemas

Algunos dicen que debemos eliminar del poema
los remordimientos personales,
permanecer abstractos, hay cierta razón en esto, pero
¡POR DIOS!
¡Doce poemas perdidos y no tengo copias!
¡Y también te llevaste mis cuadros, los mejores!
¡Es intolerable!

¿Tratas de joderme como a los demás?
¿Por qué no te llevaste mejor mi dinero?
Usualmente lo sacan de los dormitorios y de los pantalones borrachos y enfermos
en el rincón.
La próxima vez llévate mi brazo izquierdo o un billete de 50,
pero no mis poemas.

No soy Shakespeare
pero puede ser que algún día ya no escriba más,
abstractos o de los otros.
Siempre habrá dinero y putas y borrachos
hasta que caiga la última bomba,
pero como dijo Dios,
cruzándose de piernas:
veo que he creado muchos poetas pero no mucha poesía.



martes, enero 05, 2010

Sidi Kaouki

Nor, el bereber, era domador de caballos. Sus dos monturas árabes y un pastor alemán eran su familia en Sidi Kaouki, donde había arribado hacía no más que unos meses desde la vecina Agadir -una ciudad nueva, en el sur, con muchas oficinas- según entendía el propio Nor. La caravana a caballo y camello había abierto el apetito. Los guías nos condujeron por la orilla de la playa pura y cuando las bestias remontaron la ladera de aquella duna empinada que un día más se erguía ante ellas y el movimiento de sus cuerpos perfeccionados justifaba sentir la biología como la verdadera religión en este mundo, contemplamos la frente de la costa africana, bregando poder a poder con un Atlántico impetuoso, ilustrando la infinita y salvaje armonía elemental ante la que los mortales entregamos nuestras mundanas aspiraciones, postrándonos. Regresé por un instante a aquella conversación del coche, surgida espontánemente una horas antes, cuando divagábamos sobre la percepción de la existencia del tiempo y amenizábamos la ruta de Marrakech a Essaouira con someras diatribas metafísicas. El caballo de Marcelo se había esforzado en desposeerle de su pose de americano impasible, ya frente a la hoguera esperamos al flaco, que volvía a pie con gesto de no sentirse precisamente amante de los equinos, y todos juntos metimos mano al generoso tajín de cabra que Nor había guisado con esmero para sus huéspedes. Sidi Kaouki fue para mi escuadra el único lugar del mundo aquella noche, una tregua al absurdo, un chispazo de galáctica mundología. Nos sentíamos arrebolados por un sensual misticismo.

Cuenta la tradición bereber que un hombre de Irak -no parecía trascender de qué credo para Nor- atravesó de este a oeste el desierto más grande del mundo espoleado por la voz de su destino. A muchas lunas de su jaima sus pasos le trajeron a Sidi Kaouki, donde el hombre supo que el camino para él había terminado y pudo hallar la paz que anhelaba su corazón. Como aquel hombre, Nor decía haberse encontrado a sí mismo en este lugar. Su conversación era vivaz y trascendente; nuestro anfitrión se expresaba en un inglés más que entendible aprendido durante un lustro en tierras de Irlanda. Fue allí donde Nor adquirió también un apreciable arte en los fogones. Abrimos un par de botellas, de ron y de güisqui, las cuales esperaban abnegadas el momento de ser liberadas de su carga espirituosa y conceder a los departidores que las compartieran el máximo de su locuacidad dipsómana. Nor, de modo previsible, optó por el escocés, y yo acepté el envite. Miré los ojos del Apoderado, su rostro peludo y aniñado se veía embellecido por la luz ígnea de la fogata que nos calentaba y que nos hizo sudar luego de varios lingotazos. Él era un camarada, alguien por quien te darías de hostias llegado el caso. Tres chavalas procedentes de Madrid se incorporaron a nuestro relajado concilio, y por un momento las maldije en mi interior al haberme hecho recordar que realmente aquel no era mi sitio, o al menos mi residencia habitual. Sellé mi paz con las chicas intercambiando algún combinado por algún hongo lisérgico que traían consigo -sépase que es común entre algunas almas jóvenes un gusto por intensificar de un modo empírico determinadas experiencias-, pero como era más que previsible en mi caso tras una larga jornada en el camino, si flipé sólo fue en sueños.

A menudo recuerdo aquella noche y aquella playa; pienso en Nor y en su bigote tupido y en la hospitalidad que es acervo de su pueblo. También pienso en Antón, que ese año marchó a Delhi en busca y captura de una mejor versión de si mismo. Personalmente, aquí sigo, recayendo en la fútil dialéctica del hogar y la residencia.