miércoles, marzo 28, 2007

Lela

Están as nubes chorando
Por un amor que morréu
Estan as ruas molladas
De tanto como chovéu

Lela, Lela
Leliña por quen eu morro
Quero mirarme
Nas meniñas dos teus ollos

Non me deixes
E ten compasión den mi
Sen ti non podo
Sen ti no podo vivir...

Dame alento das túas palabras
Dame ceime do teu corazón
Dame lume das túas miradas
Dame vida co teu doce amor

Lela, Lela
Leliña por quen eu morro
Quero mirarme
Nas meniñas dos teus ollos

Non me deixes
E ten compasión de mi
Sen ti non podo
Sen ti non podo vivir...

Un instante tardamos en destruir aquello en los que nos hemos dejado el corazón

lunes, marzo 26, 2007

Soledad

En ti estás todo, mar y sin embargo...
¡Qué sin ti estás, qué solo, qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante, cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos, y vienen,
van y vienen, besándose, apartándose, con un
eterno conocerse, mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes, tu corazón te late y no lo sientes...
¡Qué plenitud de soledad, mar solo!

JRJ

lunes, marzo 12, 2007

Tribulaciones

Porque ocurre que, en ciertas cosas, es imposible comparar, relacionar, lo que se vive con lo que se piensa o aprehende. Lo que vivimos sin reservas, como algo indiviso en un instante, se hace incomprensible y confuso cuando pretendemos atarlo, con la cadena del pensamiento a nuestras posesiones permanentes. Y lo que nos parece enorme y ajeno al hombre mientras nuestras palabras, desde lejos, pretenden asirlo, se hace sencillo y pierde su carácter inquietante, tan pronto penetra en el círculo activo de nuestra vida.

Die Verwirrungen des Zöglings Törless

Piedra de sal


Tu estabas dormida
como el agua que duerme en la alberca ...
y yo llegué a ti
como llega
hasta el agua que duerme
la piedra.
Turbé tu remanso y en ondas de amor te quebraste
como en ondas el agua que duerme se quiebra
cuando
llega
a turbar su remanso dormida
la piedra.

Piedra fui para ti, piedra soy
y piedra quiero ser, pero piedra
blanda de sal
que al llegar a ti se disuelva
y en tu cuerpo se quede
y sea
como una levadura de tu carne
y como el hierro de la sangre en tus venas.
Y en tu alma deje una sed infinita
de amarlo todo ... y una sed de belleza
insaciable ...
eterna ...



León Felipe

viernes, marzo 09, 2007

Actualidad

"Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral."

Ortega y Gasset

martes, marzo 06, 2007

La Pena

Tenía los ojos cerrados y el rostro apoyado sobre el pecho de su madre. Las mañanas de domingo aguardaba con impaciencia el momento en que su padre salía de casa en busca de la prensa del día para abandonar sus sábanas de un respingo y conquistar la enorme cama de matrimonio. Su madre rara vez madrugaba los domingos. Disfrutaba de aquella fútil sensación de libertad que le proporcionaba permanecer en el lecho tanto tiempo como se le antojase, y a él, realmente le agradaba compartir con ella la intimidad de ese tiempo sin nombre en el que uno ha vuelto a la vida pero hace oídos sordos a los imperativos de la acción.

La sedosa mano de su madre acariciaba con dulzura sus cabellos ondulados mientras él la abrazaba con fuerza, incapaz de pensar en nada más que en ella. En ocasiones, se cuestionaba en su fuero interno sobre la irracional necesidad que tenía de aquel ser que representaba todas las cualidades, que a su inmaduro juicio, debía poseer la mejor de las personas. Aquellos pensamientos sin embargo lo aturdían, pues muy pocas habían sido las ocasiones, en las que paseando por los borrosos senderos de la conciencia, había llegado a alguna conclusión satisfactoria en torno a aquellas ideas que caprichosamente le asaltaban y que terminarían por enquistarse con el paso de los años. Por el contrario, si era capaz de entender el bienestar provocado por el tacto de su madre, por su olor inconfundible, por la familiaridad de su voz. Aquello le bastaba para consolarse de momento y soslayar todas las preguntas sin respuesta que, cada día más, retumbaban con estruendo en su cabeza.

-Mamá,¿Cuándo sabré que me he hecho mayor?-.
Un silencio ignoto pareció brotar entre ellos;
-Cuando te de un beso, y no se te pase la pena-.