martes, noviembre 17, 2009

Esnob

Si entendemos la vida como una aventura mimética, como un ejercicio permanente de imitación y adopción de ideas y comportamientos que elegimos o nos son impuestos por nuestros modelos o referentes más cercanos, y que en la mayoría de los casos no derivan en una manifestación de inequívoca originalidad más allá de la entredicha individualidad de cada ser humano; si admitimos el sentido histórico de nuestra vida, que nos une indefectiblemente a quienes ya pasaron y a los que están por venir, y que nos invita a un amplio aprovechamiento de nuestra breve estancia en este mundo; si sentimos este aprovechamiento como un compromiso indispensable para con nosotros mismos en el sentido en que nuestra mayor o menor capacidad crítica nos aleja o acerca a determinadas ideas y comportamientos y configura nuestro personal patrimonio cognitivo, verdadera riqueza de los seres pensantes; si detestamos la abulia intelectual y emocional, no por pretensión o vanidad, sino por la conciencia de que el conocimiento y la sensibilidad son indispensables para liberarnos del determinismo materialista que rige la época que nos ha tocado en suerte. Si combatimos manifiestamente la estulticia y la ignorancia, aún sabiéndonos ignorantes, mediante el ejercicio del don sagrado del lenguaje, y por ello nos diferenciamos de esos que dicen ser nuestros congéneres; si por todo lo expuesto se nos tacha de clasistas, elitistas, o esnobs como consecuencia del respeto que mostramos por el concepto que tenemos de nosotros mismos, se nos hace inevitable no sentir la supuesta ofensa como un halago.