lunes, enero 24, 2011

La Academia

Ha llegado una lingüista
de la Sorbona
a casa.
Era licenciada en Español,
Lengua
y Civilización.
Ha comentado que no hay poesía
sin métrica, y que de haberla,
es básicamente menor.
También ha dicho
que el cocido
es fruto de
la hermandad
hispano africana
y me he quedado
pensando en
Túnez
y
en los restos
del imperio español.
Saben mucho en la Sorbona.
Mi hermana Blanca estuvo allí.
La chica no había comido
cocido
en su vida,
pero parecía
apasionada
con Hugo y Rimbaud.
¿Escribes?
Le pregunté.
No tengo la capacidad.
Respondió.
Me acordé de ti
Anfibia
y de tu veneno.
Lo lamento.
No soy capaz
 de escribir cartas
 en Alejandrinos.

REMORDIMIENTO EN TRAJE DE NOCHE

Un hombre gris avanza por la calle de niebla;
No lo sospecha nadie. Es un cuerpo vacío;
Vacío como pampa, como mar, como viento,
Desiertos tan amargos bajo un cielo implacable.

Es el tiempo pasado, y sus alas ahora
Entre la sombra encuentran una pálida fuerza;
Es el remordimiento, que de noche, dudando,
En secreto aproxima su sombra descuidada.

No estrechéis esa mano. La yedra altivamente
Ascenderá cubriendo los troncos del invierno.
Invisible en la calma el hombre gris camina.
¿No sentís a los muertos? Mas la tierra está sorda.

Luis Cernuda. Un río, un amor.

miércoles, enero 19, 2011

El nuevo

Viene contento
el nuevo
la sonrisa juntándole los labios
el lápizfaber virgen y agresivo
el duro traje azul
de los domingos.

Decente
un muchachito.
Cada vez que se sienta
piensa en las rodilleras
murmura sí señor
se olvida
de sí mismo.
Agacha la cabeza
escribe sin borrones
escribe escribe
hasta
las siete menos cinco.
Sólo entonces
suspira
y es un lindo suspiro
de modorra feliz
de cansancio tranquilo.

Claro
uno ya lo sabe
se agacha demasiado
dentro de veinte años
quizá
de veinticinco
no podrá enderezarse
ni será el mismo
tendrá unos pantalones
mugrientos y cilíndricos
y un dolor en la espalda
siempre en su sitio.
No dirá
sí señor
dirá viejo podrido
rezará palabrotas
despacito
y dos veces al año
pensará
convencido
sin creer su nostalgia
ni culpar al destino
que todo
todo ha sido
demasiado
sencillo.

viernes, enero 14, 2011

Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible

Recuerdo el frío del amanecer, los círculos de los insectos sobre las tazas inmóviles, la
posibilidad de un abismo lleno de luz bajo las
ventanas abiertas para la ventilación de la enfermedad, el olor triste
de la sosa cáustica.
Pájaros. Atraviesan lluvias y países en el error de los imanes y los
vientos, pájaros que volaban entre la ira y la luz.
Vuelven incomprensibles bajo leyes de vértigo y olvido.
No tengo miedo ni esperanza. Desde un hotel exterior al destino, veo
una playa negra y, lejanos, los grandes párpados de una ciudad cuyo
dolor no me concierne.
Vengo del metileno y el amor; tuve frío bajo los tubos de la muerte.
Ahora contemplo el mar. No tengo miedo ni esperanza.
Eres sabio y cobarde, estás herido en las mujeres húmedas, tu
pensamiento es sólo recuerdo de la ira.
Ves la rosas temibles.
Ah caminante, ah confusión de párpados.
Hay una hierba cuyo nombre no se sabe; así ha sido mi vida.
Vuelvo a casa atravesando el invierno: olvido y luz sobre las ropas
húmedas. Los espejos están vacíos y en los platos ciega la soledad.
Ah la pureza de los cuchillos abandonados.
Amé todas las pérdidas.
Aún retumba el ruiseñor en el jardín invisible.

Antonio Gamoneda

jueves, enero 13, 2011

Máxima I

Cuando lo tienes todo, puedes perderlo todo. Entonces, no tienes nada más que perder.

miércoles, enero 12, 2011

La vida en la frontera no espera



A veces sopla un viento triste y frío
los día son igual que una condena
de noche se oyen voces que murmuran
un nombre donde solo hay silencio.

Si cruzas por aquí, se precavido
si alguien te sale al paso no le des la espalda
es bueno hallar con quien hablar a veces,
pero es mejor callar cuando es preciso

No sueñes con el final del camino
pues ya, maldita sea, otros aguardan
para tomar su parte y ganarte
la mano sin moverse del sitio.

La vida en la frontera no espera
es todo lo que debes saber.

Hay hombres con mirada que fulmina
como el rayo penetra en carne viva
si matas generas un espectro
que siempre ya persigue y acecha.

Bailan las mujeres en la hoguera
desnudas con el rostro cubierto,
aquella que concibe tu hijo también
acaba con las voces de lo incierto en tí.

Si tienes que jugártelo a una carta
ve de cara al decir tu palabra,
pero antes de que el eco la repita
dios y el diablo te ayuden a estar lejos.

La vida en la frontera no espera
es todo lo que debes saber.

Radio Futura

lunes, enero 10, 2011

Tres de dudas

Cavilaba bajo la silueta de enormes hojas de árbol color bombilla, el tercero de enero, con el culo frío por el mármol que es banco frente a las letras doradas incrustadas en los adoquines que firma Nicolás Fernández de Moratín, en la agradable calle de Huertas. También mata la muerte en las fiestas cristianas. También dan las iglesias misas de difuntos en navidad, y allí van los que nos quisieron a despedirse y algunos piensan - qué jodidamente corta es la vida y que solo se muere uno-. 

Las hordas invaden el centro de la ciudad amasando cosas y más cosas, y plástico y papel, y se chocan unos con otros y se insultan y creen ser fuertes, pero todos están solos en esta locura, y luego vuelven a sus casas con el botín bajo el brazo, y discurren sobre su círculo de amistades y hacen cábalas sobre de quién recibirán regalos y quedan a la noche unos con otros y comen y beben y engordan y recuerdan y beben y vuelven a beber. Y la muerte siempre está ahí, esperándolos, observando altiva como chocan y compran y amasan, como disfrutan los hombres sus cosas. No piensan en nuestra obsolescencia programada, ni en la cada vez más corta vida de los juguetes, los artilugios, las modas. La gente es extraña cuando eres extraño para ellos. 

Leí azarosamente en año nuevo la página de un libro de Nietzsche que recordaba que Pascal odiaba una frase de Montaigne, buena almohada es la duda para una cabeza bien equilibrada, y me dejó pensando sobre la razón del equilibrio y sobre lo mucho que dudaban los sabios y en la gran consideración que se tenían a sí mismos. Yo tengo muchas dudas y ya no sé cuántas certezas. Pero estoy casi seguro de que la humanidad persistirá, tal y como es, pese a la muerte y su ciclo. 

He leído que un hombre ecuatoriano ha muerto. Este hombre había engendrado noventa y seis criaturas con cuarenta mujeres distintas según informaba una periodista desde Quito. Muchas mujeres anhelan un marido. Muchos hombres quieren ser casanova. Solo algunos pueden. Creo que es cierto que la vida no es un juego y que es mejor no hacer daño a las personas. También es cierto que hay quien no se toma estas certezas demasiado en serio. Es cierto que allí de donde uno viene existen espacios recónditos donde poder estar solo y oxigenar el pecho por gris que se encuentre. 

Los asesinos cargan con sus crímenes para siempre; de eso también estoy seguro. Y de que cada vez se comparte menos y de que no se deben pisotear las flores. Los mañanas pronto son ayeres, y cuanto más viejo se hace uno, más pesado se hace volver a empezar. Por lo demás, me siento puesto en dudas. Si me preguntas sobre algo no sabré qué responder. Los sabios dudaban porque debían. Yo lo hago porque ya se ha ido otra navidad.