Me siento estúpido
cuando empiezo un poema.
Vencido por el folio
de antemano, por esta cabeza
con vocación de estercolera.
Esto en sí es bastante duro;
como una atrofia senil prematura,
como un abisal estupor
que los sesos me inunda,
sesos pútridos, comidos de basura.
Por no mencionar las constricciones:
Pues nunca me vino primero pura.
La métrica. El estilo. - ¡Los cojones! -.
Poetizo mi existencia fecunda
más allá de la nada o de la usura.
Mas sé de versos y de tropos,
de Eros, de Tánatos y de penas,
y sé que en cien otoños
de mí no habrá más huella
que todo lo escrito, que toda esta mierda.
1 comentario:
Muy interesante, si señor.
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