Boca maldita, te comportas como una zorra incontrolable, vil e infame depredadora de corazones…¿Por qué no la lira y no la sangre, órgano sublime y despreciable? Me das tanto como tanto eres capaz de quitarme, portadora del nombre y lo innombrable. Eres tú quien me alimenta, quien levanta los pensamientos, quien cimienta la vida en esta tierra, más hermana eres, maldita, del exabrupto y las diferencias, del insulto, la ignominia, la queja. Boca, tú nos gobiernas. Reímos y hablamos y escupimos y besamos y lamemos y chupamos y mordemos y besamos y amamos y odiamos
Por ti boca.
Sé soberana y bona. Olvídate de tus vehemencias y tus despotismos, de la crueldad malsana con que gustas de expresarte. Extiende a los hombres la faz del entendimiento y que nos amemos todos, los vivos y los muertos. Edúcanos, mi pastora, en el respeto a la vida, la risa y el aire. Engulle a tus jinetes negros, la guerra, la peste, la muerte, el hambre y alza tus cantos, tus versos, tus obras. Pero sobre todo, estúpida zorra, no me hagas discutir con mi novia precisamente el día que cumplo 28 años.
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