miércoles, septiembre 15, 2010

Gazpacho soup

Hoy has vuelto
a preparar gazpacho.
He sacado los tomates
rojos,
el verde pimiento
y el también verde pepino.
Los he lavado,
pelado,
posado en la encimera para ti.
Me has distraído.
En el sofá leías una carta.
Era de Jean, tu amiga.
Me gusta verte
sonreír de esa manera.
Me has dejado leer su poema
y no he entendido
un pimiento.
(debo practicar mi inglés)
Parece ser que también
llega el otoño a Nueva York.
Has terminado
el gazpacho
y hemos cenado.
A día de hoy
no me he enterado
cómo
se hace el gazpacho
de Harlem.
(y digo amén)

martes, septiembre 14, 2010

POEMA concupis20

Puedo escribir los versos más cerdos esta noche.

Escribir, por ejemplo: “que mi polla está baldada
y me palpita el glande por encima del pellejo”.

La salazón de tu coño gira en el cielo y canta.

Podría escribir guarradas de ese palo.
Yo la lamo, y a veces ella me lame.

En las noches como ésta en que era tuyo mi badajo.
La follé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella arriba, a veces arriba yo también.
Cómo no haber mamado de sus pezones ricos.

Puedo escribir los versos más cerdos esta noche.
Curtirme bien el miembro en cien chatrooms filipinos.

Hendir tu coño inmenso, más inmenso que el otoño.
El poema de mil guarras que no se vinieron conmigo.

Qué importa que dos veces no pudiera engañarla.
Mejor un mal polvo que mil pajas, opino.

Eso no es todo. Aún tengo ganas de guasa. Aún tengo.
Mi rabo nunca descansa hasta quedarse escocido.

Acércatela a la cara y ponme cara de puta.
Yo sé que eso te gusta, y a mi tus tobillos finos.

Voy a eyacular hasta blanquear los mismos árboles.
Folladas como las de entonces, se recuerdan mejor con vino.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Me gustaban las fulanas con clase y amantes del fetichismo.

Y ahora andarás con otros, como antes con el que escribe.
Obsesionada con los rabos grandes y con ese pedazo mojino.  

Ya no la quiero, es cierto, pero sí a sus agujeros.
Es tan corto un orgasmo, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta en que era tuyo mi badajo,
me anestesio el alma a pajas hasta quedarme dormido.

Que me perdonen los míos y que lo haga Neruda,
y que éstos no sean los últimos versos que yo escribo.

lunes, septiembre 13, 2010

Estiércol

Me siento estúpido
cuando empiezo un poema.
Vencido por el folio
de antemano, por esta cabeza
con vocación de estercolera.

Esto en sí es bastante duro;
como una atrofia senil prematura,
como un abisal estupor
que los sesos me inunda,
sesos pútridos, comidos de basura.

Por no mencionar las constricciones:
Pues nunca me vino primero pura.
La métrica. El estilo. - ¡Los cojones! -.
Poetizo mi existencia fecunda
más allá de la nada o de la usura.

Mas sé de versos y de tropos,
de Eros, de Tánatos y de penas,
y sé que en cien otoños
de mí no habrá más huella
que todo lo escrito, que toda esta mierda.

lunes, septiembre 06, 2010

La verdadera vida de Sebastian Knight

Por razones ya mencionadas no intentaré describir la niñez de Sebastian con la metódica continuidad que habría observado de haber sido Sebastian un personaje ficticio. En ese caso, habría informado y divertido al lector narrando el lento desarrollo de mi héroe, de la infancia a la juventud. Pero si lo hubiera hecho con Sebastian, el resultado habría sido una de esas "biographies romancées" que son con mucho la peor clase de literatura inventada hasta ahora. Dejemos cerrada, pues, la puerta, y que apenas se vea un tenue hilo de luz; que se apague la lámpara en el cuarto vecino donde Sebastian ha ido a acostarse; que la hermosa casa olivácea en la ribera del Neva se disuelva poco a poco en la helada noche gris y azulada, mientras los copos de nieve que caen suavemente fluctúan en el halo lunar del alto farol de la calle y espolvorean los poderosos miembros de las dos cariátides barbadas que sostienen, con esfuerzo de Atlante, el mirador de la habitación de mi padre. Mi padre ha muerto, Sebastian está dormido, o al menos inmóvil, en la habitación vecina, y yo estoy en la cama, despierto, con los ojos abiertos en la oscuridad.