El hombre no vive únicamente su vida personal como individuo, sino que también, consciente o inconscientemente , participa de la de su época y de la de sus contemporáneos. Aunque inclinado a considerar las bases generales e impersonales de su existencia como bases inmediatas, como naturales, y a permanecer alejado de ejercer contra ellas una crítica, el buen Hans Castorp es posible que sintiese vagamente su bienestar moral un poco afectado por sus defectos. El individuo puede idear toda clase de objetivos personales, de fines, de esperanzas, de perpectivas, de los cuales saca un impulso para los grandes esfuerzos de su actividad; pero cuando lo impersonal que le rodea, cuando la época misma, a pesar de su agitación está falta de objetivos y de esperanzas, cuando la pregunta planteada, consciente o incoscientemente, pero al fin planteada de alguna manera, sobre el sentido supremo más allá de lo personal y de lo incondicionado, de todo esfuerzo y de toda actividad, se responde con el silencio del vacío, este estado de cosas paralizará justamente los esfuerzos de un carácter recto, y esta influencia, más allá del alma y la moral, se extenderá hasta la parte física y orgánica del individuo.
Para estar dispuesto a realizar un esfuerzo considerable que rebase la medida de lo que comúnmente se practica, sin que la época pueda dar una contestación satisfactoria a la pregunta -"¿para qué?"-, es preciso un aislamiento y una pureza moral que son raros y una naturaleza heroica o de vitalidad particularmente robusta. Hans Castorp no poseía ni lo uno ni lo otro, no era, por lo tanto, más que un hombre; un hombre, en uno de sus sentidos más honrosos.
La Montaña Mágica "Der Zauberberg"
¿Será la niebla? ¿Serán las hojas muertas? ¿Serán los difuntos? ¿Serán los atardeceres de noviembre?
miércoles, noviembre 29, 2006
sábado, noviembre 11, 2006
jueves, noviembre 09, 2006
"Lo que sucede a un hombre puede suceder a cualquier otro" (Séneca)
La originalidad, la unicidad en la que tantas veces nos hemos encontrado no es más que una realidad espectral, reposo del ser mundano que no se resigna a ser pasto para gusanos.
¿Por qué cada ser humano se siente único? ¿Qué sentimos o hacemos diferente al resto? La realidad es cruel con el hombre. Cada día contemplo a hombres más parecidos, idénticos en su manera de enfrentar la vida, iguales en su presente y aun más en su futuro. Somos tan homogéneos que nuestros sueños han llegado a ser los mismos, nuestras ilusiones las mismas, nuestros padeceres calcados.
Entonces, ¿qué es genuino en cada uno de nosotros? Si acaso un hombre demostrara ser distinto, ¿no sería el tiempo implacable quien se encargara de sesgar tan arrogante pretensión?
La diversidad es un cristiano consuelo para la irremisible verdad de la inexistencia, un narcótico que nos estimula con la alucinante sensación de que existe un sentido en el camino, en este viaje a ninguna parte.
El hombre no es un hombre; el hombre siempre es el hombre, determinado en lo más hondo de su existencia. Todos somos el mismo, todo sucede al hombre.
10-12-04
¿Por qué cada ser humano se siente único? ¿Qué sentimos o hacemos diferente al resto? La realidad es cruel con el hombre. Cada día contemplo a hombres más parecidos, idénticos en su manera de enfrentar la vida, iguales en su presente y aun más en su futuro. Somos tan homogéneos que nuestros sueños han llegado a ser los mismos, nuestras ilusiones las mismas, nuestros padeceres calcados.
Entonces, ¿qué es genuino en cada uno de nosotros? Si acaso un hombre demostrara ser distinto, ¿no sería el tiempo implacable quien se encargara de sesgar tan arrogante pretensión?
La diversidad es un cristiano consuelo para la irremisible verdad de la inexistencia, un narcótico que nos estimula con la alucinante sensación de que existe un sentido en el camino, en este viaje a ninguna parte.
El hombre no es un hombre; el hombre siempre es el hombre, determinado en lo más hondo de su existencia. Todos somos el mismo, todo sucede al hombre.
10-12-04
miércoles, noviembre 08, 2006
El mismo dolor
Hoy me he levantado con el mismo dolor. La misma ausencia feroz, los mismos anhelos, las mismas penas. Sé que estás igual, que estás sufriendo y te gustaría escapar muy lejos, allí donde muy pocos pudieran encontrarte...
Jamás olvidaré la noche en que nos "tropezamos". Ibas linda como un sol, iluminando con tu risa el Centro entero; tengo aquel instante tatuado a fuego en mi memoria. Es curioso como una simple mirada es capaz de conmocionarnos hasta convertirse en el más bello recuerdo de una de las imborrables historias de nuestra vida.
Espero que tu dolor se extinga algún día. Yo prometo seguir cantando, padeciendo dulcemente las heridas que abren las personas como tú.
Jamás olvidaré la noche en que nos "tropezamos". Ibas linda como un sol, iluminando con tu risa el Centro entero; tengo aquel instante tatuado a fuego en mi memoria. Es curioso como una simple mirada es capaz de conmocionarnos hasta convertirse en el más bello recuerdo de una de las imborrables historias de nuestra vida.
Espero que tu dolor se extinga algún día. Yo prometo seguir cantando, padeciendo dulcemente las heridas que abren las personas como tú.
lunes, noviembre 06, 2006
A mi Amigo, mi Compañero, mi Hermano
La edad nos cubre como la llovizna,
interminable y árido es el tiempo,
una pluma de sal toca tu rostro,
una gotera carcomió mi traje:
El tiempo no distingue entre mis manos
o un vuelo de naranjas en las tuyas:
pica con nieve y azadón la vida:
la vida tuya que es la vida mía.
La vida mía que te di se llena
de años, como el volumen de un racimo.
Regresarán las uvas a la tierra
Y aún allá abajo el tiempo sigue siendo,
esperando, lloviendo sobre el polvo,
ávido de borrar hasta la usencia.
Pablo Neruda
interminable y árido es el tiempo,
una pluma de sal toca tu rostro,
una gotera carcomió mi traje:
El tiempo no distingue entre mis manos
o un vuelo de naranjas en las tuyas:
pica con nieve y azadón la vida:
la vida tuya que es la vida mía.
La vida mía que te di se llena
de años, como el volumen de un racimo.
Regresarán las uvas a la tierra
Y aún allá abajo el tiempo sigue siendo,
esperando, lloviendo sobre el polvo,
ávido de borrar hasta la usencia.
Pablo Neruda
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