Las notas desacompasadas de esta guitarra siempre me vararon en playas de un verde perpetuo. Son notas familiares, benévolas y cálidas como los inesperados encuentros de Agosto en un Madrid de feria y caluroso.
Son notas de una guitarra que no es mía pero que es nuestra, y que nos transporta a tí y a mí a realidades que no percibimos con los sentidos, las realidades importantes, las que nos cuesta contar con palabras.
Notas que tejen vestidos amarillos con la bisoñez de un primer beso. Acordes bosquejados como las marismas del mar de Cádiz, mar tan pleno y tan sólo, presagio y recuerdo de sonrisas balsámicas, de una boca pequeña de dientes grandes.
Ahora estamos lejos, pero sé que en mi playa, como la mar y la arena, siempre nos tendremos cerca.
¿Será la niebla? ¿Serán las hojas muertas? ¿Serán los difuntos? ¿Serán los atardeceres de noviembre?
jueves, agosto 09, 2007
Necesitado de arena y salitre
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